lunes, 9 de septiembre de 2013

Historias que enseñan

ÁNGELES:

En el transcurso de estos casi 20 años atendiendo personas con todo tipo de problemas
son muchas las historias que podría compartir con todos ustedes. Y respetando muchos
casos y temas que son privados entre paciente y terapeuta, los demás considero que nos
podrían ayudar a reflexionar sobre las personas y la vida en si.

Hoy os contaré dos casos que os pondrá la carne de gallina.

Un día cualquiera me viene una señora de fuera de Madrid y como ya no era la primera
vez que la atendía en confianza y a la vez con asombro me pregunta, si podría traerme
a su hijo de 6 años para que se lo viese . Yo le afirmo que claro y le pregunto que le
preocupa, “Bueno no se como explicarme” dijo la señora, “es que llevo un tiempo que
cuando vamos mi hijo y yo por la calle del pueblo y ve señoras o chicas me dice de
algunas:” Mama, ves esa señora de allí”, “sí”, le respondo,”pues está embarazada”.

Bueno y eso no es todo. Cuando nos encontramos con más gente en muchas ocasiones
me comenta “Mama ese señor se va a morir.”
Imagínate como me quedaba yo. Bueno lo cierto es que ésto nos pasa muy a menudo y
nunca falla en su predicción, pues como es normal en los pueblos pequeños todo se
termina viendo.
Después de un tiempo sin darle importancia ya un día le pregunte como podría él saber
con tanta precisión quien nacía y quien se iba a morir.
¡Mama!, le dijo el niño como si fuera lo más natural del mundo para todos.
“Es que tú no sabes que todos somos Ángeles y que cuando yo veo que al lado de una
señora se cae una pluma es que alguien va a nacer y cuando veo que a alguien le están
saliendo las alas es que se tiene que ir”

Imaginar como se le quedó el cuerpo a su madre.

Este otro caso no es menos sorprendente y maravilloso que el que os acabo de contar.

Bueno como todos los meses tengo personas que se acercan para que les cargue las pilas
como ellos dicen.
Un lunes viene una señora de las que se acerca a menudo y en este caso más, no hacia
mucho que había fallecido su madre y se encontraba sin apoyo para luchar con sus
muchos conflictos y desprecios que recibía por parte de otras personas, pero a pesar de
todo eso, ella, como siempre había hecho, luchaba por sacar a sus hijos adelante sin
ayuda de ningún tipo, y la única persona que le apoyaba era su madre.
Cuando podía, después de salir del hospital en el que trabajaba ,aunque muchos días
estaba muy cansada, se pasaba por el cementerio para ver la tumba de su madre.
Ese día en cuestión, antes de venir a verme, se acercó al cementerio. Al entrar en el
cementerio, observó que había alguien sentado encima del nicho de su madre. Ella
siguió caminando y mirando a lo lejos al nicho, me comentaba que veía una persona
sentada en el nicho con la mano puesta encima de su propia rodilla como esperando a
alguien. Y cual no fue su sorpresa que al acercarse a unos 50 metros esa persona se
incorpora de su estado le mira a los ojos, le sonríe, se le abren las alas blancas y
desaparece.

Yo digo:
 Gracias Señor por las alas pero enséñanos a usarlas.

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